El reciente cierre de Megaupload el 19 de enero de 2012 por
parte del FBI para investigar las posibles vulneraciones de los derechos de
autor de los archivos allí almacenados ha provocado una hecatombe cuyo alcance en
las tendencias tecnológicas de las grandes multinacionales aun no somos
conscientes, ni parece que lo sean ellas mismas.
Pongamos en antecedentes: Megaupload se creó en 2005 para
permitir el alojamiento de datos de usuario mediante el pago de cuotas
mensuales, sin entrar en el contenido que almacenaba cada usuario. Tras su
cierre otras cuantas empresas del mismo tipo decidieron cerrar sus puertas,
dejando sin servicio sus clientes. Parece que el FBI consiguió el efecto que
pretendía, el cierre paulatino de todas estas webs.
Ahora bien, los planes de futuros de dos de los grandes
(Apple y Google) pasaban por lo que han denominado iCloud o almacenamiento en
la nube. Pretendían que todos nuestros archivos e información estuvieran
colgados en la red y que los servicios que se utilizasen (gestores de correos,
procesadores de texto, compresores, sistema operativo o cualquier otro
aplicativo) también estuviese en la red y se pagase por su uso. Esta acción, a
mi entender, totalmente desmedida, va a retrasar o eliminar estos planes de
colgar todo en la red, ya que cómo fiarse de algo que no tienes en tu Pc. ¿Y si
echan el cierre sin avisar como acaba de ocurrir? Yo poco me fio ya de colgar
mis cosas por ahí, nunca me ha gustado y ahora mucho menos.
Ahora lo que nos queda es volver como a principios de siglo,
ir a casa de un colega con el pen-drive o el disco duro portátil para hacernos
con nuevo material audiovisual, desempolvar el eMule o estrenarnos con el Bit
Torrent, todo un nuevo mundo para muchos. Por desgracia para los gobiernos,
ellos siempre van por detrás de la evolución social y tecnológica, así que
supongo que no pasará más de uno o dos años para que salga otra forma de
intercambio veloz y fiable de archivos. Entre tanto, tendréis que retomar el
contacto con esos amigos-hurracas que almacenaban todo aquello que pillaban.
[Desde aquí mi homenaje a Carlo. Rubio, qué razón tenías,
como casi siempre ;-)]
